La industria automotriz española ha experimentado una transformación significativa en los últimos años, impulsada por la creciente demanda de soluciones de movilidad más sostenibles. Los vehículos eléctricos (VE) han emergido como una alternativa viable a los tradicionales de combustión interna, ofreciendo beneficios tanto ambientales como económicos. En este contexto, España ha adoptado políticas y estrategias para fomentar la adopción de VE, posicionándose como un líder en la transición hacia una movilidad más ecológica.
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Uno de los principales impulsores de esta transformación ha sido el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica de la Industria del Vehículo Eléctrico y Conectado (PERTE VEC). Este programa ha destinado fondos significativos para el desarrollo de infraestructuras de carga, la investigación en baterías y la promoción de la producción nacional de vehículos eléctricos. Además, ha facilitado la colaboración entre empresas, instituciones y administraciones públicas para acelerar la transición hacia una movilidad sostenible.
La infraestructura de carga es un componente crucial para la adopción masiva de los VE. En respuesta a esta necesidad, se han instalado puntos de recarga en diversas localidades, tanto urbanas como rurales, garantizando que los conductores puedan acceder fácilmente a ellos. Esta expansión ha sido posible gracias a la colaboración público-privada y al compromiso de empresas energéticas y fabricantes de automóviles.