El motor es el corazón de cualquier vehículo, y su cuidado es fundamental para mantener un rendimiento óptimo. Revisar periódicamente los niveles de aceite, agua y refrigerante ayuda a prevenir daños graves y asegura un funcionamiento eficiente. En España, los talleres especializados recomiendan inspecciones rutinarias para detectar posibles fugas, sobrecalentamientos o desgaste de componentes.
Publicidad
El aceite del motor desempeña un papel crucial al lubricar piezas móviles y evitar la fricción excesiva. Cambiarlo con regularidad, siguiendo las indicaciones del fabricante, contribuye a mantener la eficiencia y prolongar la vida del motor. Además, utilizar el tipo de aceite adecuado mejora la protección frente al desgaste y optimiza el consumo de combustible.
El sistema de refrigeración también requiere atención. Mantener el nivel correcto de líquido refrigerante y comprobar que no haya fugas ayuda a evitar el sobrecalentamiento del motor. Inspeccionar radiadores, mangueras y termostatos garantiza que el vehículo funcione a una temperatura adecuada en todo momento.