El mantenimiento preventivo es clave para garantizar la seguridad y el rendimiento de un vehículo. Realizar revisiones periódicas ayuda a detectar problemas antes de que se conviertan en fallos graves, evitando costes elevados y prolongando la vida útil del coche. En España, muchos talleres recomiendan seguir un calendario de mantenimiento basado en kilómetros o tiempo de uso, según las indicaciones del fabricante.
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Entre las tareas más comunes del mantenimiento preventivo se encuentran el cambio de aceite, la revisión de filtros y la inspección de frenos. El aceite lubrica el motor y evita el desgaste de sus componentes internos, mientras que los filtros mantienen limpio el combustible, el aire y el aceite. Los frenos, por su parte, son esenciales para la seguridad, y su revisión regular garantiza un funcionamiento adecuado.
Otro aspecto importante es el control de los neumáticos. Mantener la presión correcta y revisar el estado del dibujo evita accidentes y mejora la eficiencia del combustible. Además, una alineación y equilibrado adecuados prolongan la vida útil de los neumáticos y contribuyen a una conducción más estable y segura.